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martes, 21 de febrero de 2012

Ushuaia. El pueblo del fin del mundo II

Esa mañana nos levantamos temprano. Por noche volaríamos de nuevo en dirección Iguazú, si no me falla la memoria, por lo tanto habíamos de aprovechar la jornada.
Nuestra intención era conocer la zona de los lagos Fagnano y Escondido, admirar in situ las maravillosas postales que pudimos contemplar a través del escritorio de nuestro ordenador en casa.
Después de un opulento desayuno en nuestro flamante Hotel Fueguino nos pusimos en marcha.
 Nos dirigimos hacia el puerto justo al lado de donde el día anterior habíamos contratado nuestra excursión por el Canal de Beagle. Llegados a ese punto encontramos la central de taxis de Ushuaia, se trata de una pequeña caseta de madera desde la cual se centraliza todo el sistema de taxi en esta ciudad. Nosotros sabíamos que teníamos dos opciones para hacer esta visita, o bien contratarla con una agencia turística local, o bien hacerla directamente con un taxista de la zona; elegimos esta segunda opción ya que, de esta manera, la visita es mucho más personal,  si tienes suerte, como a nosotros nos pasó y la persona que te lleva se implica en ello, te llevas una experiencia mucho más cercana de la visita realizada que viajando con una agencia en un impersonal omnibus y viendo todo tras los cristales de tu transporte, además de que hacerlo por agencia resulta siempre mucho más caro.
En el tablón de esta caseta había diferentes posibilidades de visitas a la zona, lo que hicimos fue pactar con la persona encargada el itinerario que teníamos pensado, escuchar lo que esta persona nos proponía y llegar a un acuerdo económico bueno para todos, es decir regateando, faceta en la que, con toda humildad creo, estos años viajando me han hecho bastante aceptable. De esta manera montamos en nuestro carruaje e iniciamos tan ansiado recorrido.

Los lagos Fagnano y Escondido se encuentran a las afueras de Ushuaia, a unos pocos kilómetros al NE por carretera Nacional 3, durante los cuales fuimos abandonando la Costa de Beagle para adentrarnos en las faldas de los Andes Fueguinos admirando en toda su plenitud la entrada del Otoño que provoca un cambio de color en la vegetación espectacular.
Llegamos hasta el Paso Garibaldi, punto desde el cuál tienes una visión en altura del fondo del valle del Lago Escondido y, detrás de el, se divisa la planicie dominada por las aguas del Fagnano. Tuvimos la oportunidad de realizar una caminata desde allí hasta la orilla del Lago Escondido, donde se encuentra la conocida Hostería Petrel, donde tomar un buen café.

Lago Escondido
Vista del Lago Escondido


Usuahia
Los Andes Fueguinos a nuestro paso

Usuahia
A orillas del Lago Escondido

Después de disfrutar un buen rato de las magníficas escenas que allí admiramos, nos pusimos de nuevo en marcha, esta vez en dirección a las inmediaciones del Cerro Castor, un conocido centro de esquí en invierno y zona dedicada a la crianza de perros para trineo. Pudimos visitar una de estas granjas y pasar un agradable rato en compañía de estos poderosos a la vez que amables animales.

Usuahia


Usuahia


Usuahia


Usuahia


A lo largo de todo el trayecto nos íbamos encontrando a nuestro paso con caídas de agua, picos nevados o frondosos bosques de alta montaña, así como pequeños animales salvajes que te hacían pensar e incluso emocionarte, al ver que aún quedan lugares donde pueden convivir en aparente armonía el hombre y su destructiva civilización, con la naturaleza fuente de vida.

Usuahia
Después de esta inyección de naturaleza viva que nos llevamos en la granja, pusimos rumbo de nuevo hacia en Canal pudiendo para acabar nuestra increíble estancia aquí, contemplar desde una nueva y última perspectiva la espectacular vista del Canal de Beagle con la ciudad de Ushuaia alojada en la bahía.

Usuahia


Algún día.............. Volveré

2 comentarios:

  1. Últimamente tengo muchísimas ganas de enrolarme en una aventura por estos parajes. Ushuaia me parece un sitio paradisíaco que describe perfectamente tu sugerente título "el pueblo del fin del mundo". Definitivamente, la Antártida me llama.

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  2. Muchas gracias por el comentario.

    Un abrazo.

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