Ascensión invernal a La Sagra

Fin de semana de montaña, ascensión invernal del 2013 y momento para corroborar que la recuperación de mi rodilla derecha iniciada en Septiembre va por buen camino.
El Fraguel Rock, rocódromo en el que entreno a diario en Albacete, había organizado una salida a la sierra de La Sagra para un grupo de amigos. La idea era aprovechar las copiosas nevadas de semanas anteriores y disfrutar de un fin de semana de montaña invernal.

Los días previos tocó desempolvar del trastero todo el equipo, hacía ya mucho tiempo que no nos tirábamos al monte, y menos a dormir en la tienda bajo la luz de la luna. Con mucha impaciencia, el Sábado a las cinco de la tarde mi amigo y compañero de aventuras Jose María y yo partimos en el coche camino de Granada.

La Sagra, con una altura de 2380 metros, es una montaña situada al norte de la provincia de Granada, entre las localidades de Huéscar y la Puebla de Don Fabrique y a unos 230 kilómetros de Albacete. Viniendo por la nacional desde Calasparra en la provincia de Murcia llegamos hasta la entrada a La Puebla de Don Fabrique y, justo a la entrada hay un letrero a la derecha que reza "hacia los collados de la Sagra 14 km", seguimos en esta dirección por la sinuosa y estrecha carretera hasta llegar al hotel, lo dejamos atrás y como a 1 kilómetro hay un pequeño cortijo a la derecha del arcén donde el dueño nos dejó acampar sin problemas.

Allí, entre charlas y risas cenamos y esbozamos los horarios y la ruta a seguir durante la jornada siguiente. Fuimos a la cama temprano ya que deberíamos de madrugar si no queríamos ponernos a la cola del grupo de gente que de seguro vendría el Domingo a subir la montaña.

Durmiendo al pie de la montaña

Sobre las seis de la mañana salí de mi tienda para sentarme junto a la misma y disfrutar del precioso amanecer que me brindó esa mañana. Desde donde yo me encontraba sentado, el sol se fue dejando asomar poco a poco a la espalda de la montaña, el espectáculo era asombroso y yo era el invitado especial. Me sentía como si el Circo del Sol estuviera actuando solamente para mí.

Amanece en el Cortijo

Bajo los primeros rayos del sol cargamos pilas con un potente desayuno y, una vez recogidas nuestras tiendas y tras realizar la correspondiente foto de grupo,  comenzamos la caminata de aproximación hasta la base del embudo. La senda parte justo delante del cortijo en el que pasamos la noche y va ganando poco a poco altura. Treinta o cuarenta minutos de relajado camino y de repente, de entre los pinos, se abre colosal el impresionante circo de piedra por el que deberíamos de ascender.

Fotografía de grupo

Estaba todo cubierto de nieve y en un estado casi perfecto para poder progresar por ella, quizás algo blanda de más pero estos dos últimos días la temperatura había subido.

Preciosa vista del Embudo

Subimos todos en peregrinación por la huella abierta en el escarpado embudo, es un corredor sencillo aunque muy aéreo y la sensación es en algunos momentos intensa. Aunque es sencillo cometimos algunos errores que nunca deberían de pasarse por alto y que de seguro tendremos en cuenta en futuras ascensiones, sobretodo en aquellas en que el grupo sea tan numeroso como el de esta ocasión.

Al llegar a la caramelo, un característico bloque de piedra de color naranja que se distinguía desde el inicio del embudo, hicimos un pequeño descanso para reponer fuerzas de cara al ataque final del corredor.
Continuamos subiendo, dejando siempre a la derecha la arista cimera que ya se podía observar mucho mejor desde nuestra posición.

Una vez que se sale del embudo la pendiente se reduce en unos grados, seguimos caminando dejándonos caer hacia la derecha hasta dar con la senda que te lleva en un agradable paseo por encima de las nubes hasta el monolito que indica que has llegado a la cima de la montaña.

Salimos del embudo para encarar la arista a cima

Esta senda te lleva hasta la cima en un paseo

Eran las 12:30 del mediodía, hora de almorzar satisfechos de la agradable mañana montañera que nos íbamos a llevar de recuerdo en la mochila. El tiempo no pudo ser mejor, una temperatura muy agradable, sol y nada de viento, el día perfecto.

Tras la comida y la sesión fotográfica correspondiente, iniciamos la bajada por la pedrera. Para caminamos por la arista hasta enganchar con la senda que llega hasta el hasta el Cortijo de Víboras y que estaba marcada por hitos de piedra. No llegamos sinembargo hasta el cortijo, y nos dejamos caer por la pedrera que encontramos a mitad de camino y que nos llevó en linea recta perdiendo altura muy deprisa hasta dar con el sendero de subida, a unos seiscientos o setecientos metros ya del cortijo donde se encontraban los coches.

Cogiendo la pedrera

De nuevo en el cortijo

Último vistazo a La Sagra antes de la vuelta a casa

Para Jose María y para mí, este ha sido un fin de semana en el que hemos podido volver a disfrutar de la naturaleza y de la montaña, también nos ha servido como aprendizaje y también como recordatorio de lo que hay y de lo que no hay que hacer. Llevamos muchos años ya pateando por las sierras que rodean nuestra provincia y a veces pensamos que somos buenos conocedores de este medio, nos equivocamos sin embargo en algunas cosas y hay que tener cuidado y no perder el respeto a la montaña por sencillo que parezca el camino a realizar.

Llegar hasta aquí con el casco para dejarlo finalmente en el maletero del coche, tratar de hacer un corredor de nieve por sencillo que éste sea con material no adecuado te puede poner en serio aprieto, no se debe perder la cara nunca a la montaña.

Y esto es lo que nos deparó el día.......