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miércoles, 11 de enero de 2012

Las mil y una noches y..... algo más

La idea de un crucero nunca me había seducido mucho, te suben al barco, te llevan de un sitio para otro sin apenas tiempo para hacer las visitas, te dirigen cual rebaño, era una forma demasiado cara de viajar, no era la mejor manera de visitar un lugar, agobios, colas para todo, etc.... Pero ciertamente he de decir que, en este caso, me quedo muy satisfecho del viaje realizado y de la manera en que lo hemos hecho.

Lo primero a destacar ha sido la forma de elegir el destino. Estuvimos barajando diferentes posibilidades y, el tiempo se nos iba echando encima, los vuelos eran ya muy caros, andábamos un poco perdidos esta vez, así que, cuando surgió esta posibilidad, no lo pensamos mucho.

Eva estaba navegando por la red y de pronto surgió esta oferta, crucero de Costa por los Emiratos Árabes, "Las mil y una noches" en el Costa Favolosa, barco recién inaugurado. Salida el 30 de Diciembre desde Dubai con regreso el 6 de Enero; Precio 600 euros en camarote interior. Decidimos cogerlo y probar que tal es esta manera de conocer lugares y a la vez descansar y disfrutar con las comodidades del barco.

Lo que no hicimos es coger el paquete completo, con vuelo incluido, en vez de esto, buscamos nosotros un vuelo por nuestra cuenta, con salida desde Madrid en Qatar Airways, vía Doha pero con una escala muy cortita, apenas una hora, el mismo día treinta y regresando finalmente a España el día nueve de Enero. Con ello teníamos más días para ver Dubai, sin duda necesarios para llevarte la sensación de haber conocido un poquito esa ciudad.

Así pues, el día veintinueve por la noche salimos para Madrid, al Hotel Nuevo Boston situado en la autovía de Aragón, muy cerca del aeropuerto y muy recomendable, pues por un precio bastante ajustado, podemos dormir y dejar nuestro coche al resguardo de un garaje cubierto hasta nuestra vuelta. Además el hotel cuenta con un servicio para llegada y recogida del aeropuerto a la carta del cliente.

El día treinta de Diciembre por la noche y, tras un fantástico vuelo como suele ser habitual con esta compañía, llegamos al aeropuerto de Dubai y un taxi nos llevó al Port Rashid para embarcar en el Costa Favolosa. Los taxis en Dubai son el medio imprescindible para moverte por la ciudad, son baratos y todos funcionan con el meter, por lo que no hay que andar regateando el precio con ellos.

Alrededor de cuatro mil personas de todas embarcamos a lo largo de la noche, y para cuando nos levantamos, todo estaba en perfecto estado de revista.
Vista desde cubierta del puerto de Dubai

El Sky de Dubai desde el barco

El barco estuvo atracado en el puerto de Dubai este primer día y todo el mundo bajó a ver la ciudad, tiempo que nosotros aprovechamos para disfrutar de las piscinas, restaurantes y demás posibilidades que tenía este impresionante barco. Ya por la tarde zarpamos rumbo a la primera escala y pudimos contemplar una bonita puesta de sol desde cubierta.


Puesta de sol desde cubierta


Esa noche era Nochevieja, así que celebramos la entrada de año todos los españoles del barco, unos trescientos, en uno de los salones del barco ambientados para la ocasión y, como anécdota decir que este año pensaba escaparme de comer las uvas pero no fue así, nos las habían preparado, así que brindamos por el nuevo año con las doce campanadas.
Antes de esto, cenamos en el restaurante "Duque de Borgoña", segundo turno mesa 5. Nuestros acompañantes a tal evento fueron  los siempre ya queridos gallegiños Marcos y Patricia, y los toledanos Rafa y Marta, que saben muy bien disfrutar de la vida como nos fueron mostrando esos días. Un placer haberlos conocido.

En otro orden de cosas, decir que cuando planeamos este viaje, tuvimos muy clara una cosa, no hacer las visitas con Costa. Las haríamos por libre para poder tener así un poco de sensación de libertad y ver lo que a nosotros realmente nos apetecía con la única limitación de estar a bordo antes de que el barco zarpase rumbo a nueva escala.

La primera parada de nuestro viaje fue Muscat, la capital de Omán, situada a muy pocas millas del trópico de Cáncer. Puerto de referencia desde el comienzo del tráfico marítimo en la zona a finales del siglo XVI.
Muscat, encajonada entre las montañas


Esta ciudad portuaria se encuentra encajonada entre increíbles y abruptas montañas que le dan un aspecto áspero y duro a la zona, a la vez que un valor paisajístico increíble.
Nuestros compañeros de viaje para esta miniaventura fueron nuestros gallegos Marcos y Patri, y también nos acompañaron Carlos y Mariní, abogado y cliente además de buenos amigos muy particulares de León. Entre todos nos propusimos pasar una buena jornada, y lo conseguimos con creces.

A la salida del puerto estaban los taxis de la zona a la espera de viajeros ansiosos por conocer la ciudad y armados todos nosotros con nuestras cámaras a la busca y captura de una buena fotografía que llevarnos de recuerdo del lugar.
Samir fue el elegido tras una dura negociación. Podíamos disponer de sus servicios por unas cinco horas en un taxi para seis personas, haciéndonos un recorrido por los puntos principales de la ciudad, por un precio final de ochenta euros.
El primer destino de nuestra visita fue la mezquita de la ciudad. Tenía unos jardines muy bonitos a la entrada, con un colorido fantástico y, como además el día era tan bueno, típicamente primaveral, se disfrutaba todo mucho más.
Patio lateral de la mezquita de Muscat



Vista interior de la mezquita

Samir nos llevó a ver la zona nueva de la ciudad, donde estaban los edificios de las embajadas de todos los países en Omán y los más lujosos hoteles, algunos de los cuales pasamos a ver.
Desde allí, visitamos el zoco, una calle de unos ciento cincuenta metros, que comenzaba en una pequeña plaza y terminaba en una escalera desde la que se podía observar una panorámica de la ciudad y del puerto con los grandes cruceros allí atracados, y hasta incluso el yate del Presidente de Omán.






Tras hacer las primeras compras en los puestecillos de este zoco, con el siempre agradable regateo con los amables vendedores locales, nos dirigimos hacia la parte más antigua de la ciudad para hacer nuestra última parada, el Gran Palacio de Al - Alam, que solamente se podía ver desde la calle.

Palacio Real de Al - Alam


Lateral del Palacio con las montañas detrás

Para finalizar nuestro recorrido, unas fotos con nuestro particular guía local y de nuevo al barco para contemplar una nueva puesta de sol zarpando al atardecer.... Puede que me guste esto del crucero.

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