Esta es nuestra tercera vez en la ciudad, hecho que nos aporta una tranquilidad extra, es como si viniéramos a nuestra ciudad. Después de un vuelo genial con Lufthansa, bajas del avión cansado pero sin esa inquietud de no saber bien a donde dirigirte o lo que encontrarás. Sabemos que en el control de pasaportes nos esperará un agente de aduanas que nos recibirá con una enorme sonrisa y un wellcome to Thailand, tenemos claro dondeccambiarvel dinero para conseguir un buen cambio, o las diferentes formas de salir del aeropuerto para llegar hasta nuestro hotel. Nos permitimos hasta unas breves licencias con el idioma, Sade kap, ko pun kap, tao lai.... Nos hace sentir parte integrante de este lugar.
Tomamos un taxi desde el aeropuerto, con meter por supuesto, pero ya no es necesario casi ni decirlo, lo dan por hecho, esto son cosas que han ido evolucionando en estos tres años supongo que por el propio turismo. Todo está dispuesto. En el primer sótano hay una serie de puestos donde organizan la salida de los taxis hacia los distintos puntos de la Ciudad. El precio más o menos 400 baths a casi cualquier punto del centro o de Kao San.
El hotel elegido para esta nueva estancia en Bangkok ha vuelto a ser un completo acierto. Se trata del icheck inn hotel, en la calle Silom en el soi 28. Un soi es un pequeño callejón que sale a morir a una calle principal, antes creo que no estaban señalados pero ahora hay una señal romboidal azul que los marca en toda la zona centro de la ciudad, lo cual simplifica mucho el moverte por ella en busca de un punto en concreto.
Este hotel está recién inaugurado, abierto en Abril pasado, cuenta con todo lo necesario y a un precio no muy elevado, unos 27 euros la habitación. Una habitación amplia y bonita con un cuarto de baño completo, caja fuerte, aire acondicionado y milibar (que no hace ruido por la noche), tranquilo por la noche y muy bien situado, a tiro de piedra del hotel Lebua y del río, y a unos pasos de la parada Surasak del Sky Train.
La estancia en Bangkok antes de viajar a las islas es de dos jornadas y media, tiempo breve pero suficiente para volver a pasear por nuestros rincones preferidos de la ciudad. Después del checking en el hotel a media tarde y de dejar nuestras mochilas en la habitación, salimos a pasear sin rumbo fijo por los alrededores del hotel, en Silom road.
Nada más salir a la calle volvimos a encontrarnos con los intensos olores de la ciudad, unas veces hasta incluso insoportables y otras veces embriagadores. Caminar por el caótico pero adorable fluir de la ciudad, cruzar sus aceras entre el intenso tráfico, los puestos de comida y fruta en la calle, los innumerables centros de masaje. Caminamos hasta el parque Lumpini y paseamos un buen rato por el lugar disfrutando de ver como los varanos campan a sus anchas entre la gente corriendo, en bici o patines.
La primera tarde en Bangkok la dedicamos a pasear sin rumbo fijo por las inmediaciones de nuestro hotel. Tomamos la Silom Road en dirección al parque Lumpini. Nada más salir a la calle, nos e ncontramos de nuevo con los olores de la ciudad, a veces intensos e incluso insoportables, y otras veces embriagadores. Los puestos de comida en la calle, los taxi motos y los tuk tuk, caminar entre la gente arriba y abajo de las aceras, disfrutando todo el tiempo de los increíbles contrastes que esta ciudad te ofrece a cada paso. Llegamos al parque y nos sentamos un rato en la hierba a observar a la gente haciendo aerobic al sonido de unos improvisados equipos de sonido, otros corrían o paseaban en bicicleta o andando. En muy poco tiempo aparecieron varios varanos campando a sus anchas entre la gente. A las seis en punto de la tarde, como cada jornada, sonaba el himno del país y todo el mundo se quedaba quieto, como de piedra, en señal de respeto. Pasado un rato y cansados del viaje tan largo hasta aquí, decidimos darnos un shoulder massaje en uno de los muchos locales de la calle Silom. Una hora de masaje por 250 baths. Para finalizar nuestra primera toma de contacto con la city, un buen plato de Pad Thai y a dormir al hotel.
La primera noche en un viaje tan largo es muy importante, si no lo haces correctamente, el terrible jet lag te puede arruinar los primeros días de tu viaje. Para ello es esencial aguantar estés lo cansado que estés hasta las die o las once de la noche sin dormir antes ni un ratito. Para esa noche nosotros siempre nos tomamos un valium o un miolastan y dormimos así del tirón. A la mañana siguiente el jet lag es historia y tu cuerpo empieza con el horario nuevo.
Esa primera mañana en Bangkok decidimos volver a visitar el Gran Palacio, ya que el año pasado no tuvimos tiempo de hacer una escapada para admirar su grandeza. Caminamos hasta el pier, cerca del hotel Lebua y allí tomamos el long boat (15baths) hasta la parada del Palacio Real. Pagamos la entrada (500baths) y pasamos un par de horas visitando cada uno de sus rincones. Este es sin duda el más impactante de los Palacios que he podido visitar y estoy seguro que habrá una tercera visita al lugar.
Desde allí tomamos un tuk tuk a un lugar muy cercano y apenas visitado, el mercado de las flores junto al Thai pier (15 baths). Caminamos entre los puestecillos de flores y frutas.... No dudéis en probar un buen trozo de watermelon recién cortado (15baths).
Desde allí, un taxi (no olvidéis pedir que os pongan el meter) nos llevo hacia nuestro nuevo destino, El Bolognese, un italiano en la calle Sathorn South en el soi 7. Qué puedo deciros, ensalada genial y pizza en horno de leña buenísima pero a precio europeo.... En fin, capricho de la jefa.
Para quien sea nuevo en esto de Bangkok, Un soi es un callejón que va a morir a una calle o avenida principal, en la parte más céntrica de la ciudad hay unas señales azules en forma de rombo que los indican por lo que es sencillo encontrar el punto de destino, en las zonas más periféricas, eso es otra historia.
Después de comer, siestecita a la española para evitar las horas más arduas de calor. Por la tarde.... Carrera por el parque Lumpini... Lo se, lo se, es una tontería, pero a mi me hacia ilusión. Eso si, cuesta llevar el mismo ritmo que de normal, la humedad y el calor hacer que parezca que te va a dar un jamakuko en cualquier momento.Esta carrera, una ducha y un paseo por los alrededores del Lebua ya anochecido, dieron por concluida la jornada.
Nuestra segunda y última jornada en Bangkok fue de las duras, con un final además muy esperado por nosotros. El día comenzó con un taxi que nos llevó hasta la estación de Sukhumvit, cerca del parque Berjaria. Desde allí pateamos toda la Sukhumvit Road pasando por el centro comercial Terminal 21 simplemente para pasar a los servicios... Joder, ya me contaréis... Caminar por esta calle, por debajo del Sky Train no tiene desperdicio, puestos y más puestos callejeros, pinturas, postres, comidas.... Había algunos momentos en que mi cabeza parecía la de la niña del exorcista, no sabía donde mirar. Cuando el calor apretaba, pasabamos a un seven eleven al fresquito de sus aires acondicionados y a comprar agua. Un consejo, no os arméis de provisiones de agua, cada vez que levantéis la cabeza, estéis donde estéis en esta ciudad, habrá uno de estos seven eleven salvadores.
Llegada la hora de almorzar, lo hicimos en la calle, en una zona donde los Thais lo hacían en un pequeño soi cerca del centro comercial Siam Paragon (150 baths los dos con bebida incluida...mejor que el italiano en mi opinión). Pero de nuevo la jefa es la jefa y recordó un postre que probamos en año pasado en una estupenda cafetería dentro de la zona de restaurantes del Siam Paragon, su nombre After you. La verdad es que el postre mereció el paseo hasta allí.
Esa jornada no hubo tiempo para siesta, desde el Siam, taxi de nuevo hasta el Golden Mountain, un templo alojado en una colina al que se accede subiendo una escalera de 300 escalones y desde el que tienes una bella panorámica de la ciudad. (20baths)
Acabada la visita, decidimos tomar de nuevo un taxi en dirección a Kao San Road donde nos esperaba la traca final del día. Debíamos estar allí a las 6 de la tarde e íbamos con tiempo suficiente, pero al doblar una esquina nos metimos en la madre de todos los atascos, de manera que, tras más de media hora en el interior del coche y sin movimiento alguno, decidimos pagar la carrera e ir andando hasta allí. Llegábamos tarde a nuestra cita, a nuestro TBM (travel bloggers meeting) particular. Habíamos quedado en vernos con Iñaki Baretini autor del estupendo blog Montañas de Viajes y que, junto a su chica, ha decidido dar el salto a intentar una vida diferente en Asia. Desde
Aquí te deseo Iñaki, ahora ya buen amigo, que tengas suerte en tu proyecto y que nos lo vayas contando como tú sabes. Estuvimos charlando cinco horitas entre cerveza y cerveza, con algún que otro Pad Thai de por medio. Aprendimos mucho de como es la vida para los españoles en este país y nos contó algunos de sus interesantes planes más inmediatos. Le dejamos en la puerta de su hostel en Chinatown con un nos vemos que espero sea dentro de poco. Esa noche nos fuimos a dormir temprano, ya que a la mañana siguiente viajamos a la isla de Koh Tao, desde donde escribo, no sin pocas dificultades, esta entrada.
La primera tarde en Bangkok la dedicamos a pasear sin rumbo fijo por las inmediaciones de nuestro hotel. Tomamos la Silom Road en dirección al parque Lumpini. Nada más salir a la calle, nos e ncontramos de nuevo con los olores de la ciudad, a veces intensos e incluso insoportables, y otras veces embriagadores. Los puestos de comida en la calle, los taxi motos y los tuk tuk, caminar entre la gente arriba y abajo de las aceras, disfrutando todo el tiempo de los increíbles contrastes que esta ciudad te ofrece a cada paso. Llegamos al parque y nos sentamos un rato en la hierba a observar a la gente haciendo aerobic al sonido de unos improvisados equipos de sonido, otros corrían o paseaban en bicicleta o andando. En muy poco tiempo aparecieron varios varanos campando a sus anchas entre la gente. A las seis en punto de la tarde, como cada jornada, sonaba el himno del país y todo el mundo se quedaba quieto, como de piedra, en señal de respeto. Pasado un rato y cansados del viaje tan largo hasta aquí, decidimos darnos un shoulder massaje en uno de los muchos locales de la calle Silom. Una hora de masaje por 250 baths. Para finalizar nuestra primera toma de contacto con la city, un buen plato de Pad Thai y a dormir al hotel.
La primera noche en un viaje tan largo es muy importante, si no lo haces correctamente, el terrible jet lag te puede arruinar los primeros días de tu viaje. Para ello es esencial aguantar estés lo cansado que estés hasta las die o las once de la noche sin dormir antes ni un ratito. Para esa noche nosotros siempre nos tomamos un valium o un miolastan y dormimos así del tirón. A la mañana siguiente el jet lag es historia y tu cuerpo empieza con el horario nuevo.
Esa primera mañana en Bangkok decidimos volver a visitar el Gran Palacio, ya que el año pasado no tuvimos tiempo de hacer una escapada para admirar su grandeza. Caminamos hasta el pier, cerca del hotel Lebua y allí tomamos el long boat (15baths) hasta la parada del Palacio Real. Pagamos la entrada (500baths) y pasamos un par de horas visitando cada uno de sus rincones. Este es sin duda el más impactante de los Palacios que he podido visitar y estoy seguro que habrá una tercera visita al lugar.
Desde allí tomamos un tuk tuk a un lugar muy cercano y apenas visitado, el mercado de las flores junto al Thai pier (15 baths). Caminamos entre los puestecillos de flores y frutas.... No dudéis en probar un buen trozo de watermelon recién cortado (15baths).
Desde allí, un taxi (no olvidéis pedir que os pongan el meter) nos llevo hacia nuestro nuevo destino, El Bolognese, un italiano en la calle Sathorn South en el soi 7. Qué puedo deciros, ensalada genial y pizza en horno de leña buenísima pero a precio europeo.... En fin, capricho de la jefa.
Para quien sea nuevo en esto de Bangkok, Un soi es un callejón que va a morir a una calle o avenida principal, en la parte más céntrica de la ciudad hay unas señales azules en forma de rombo que los indican por lo que es sencillo encontrar el punto de destino, en las zonas más periféricas, eso es otra historia.
Después de comer, siestecita a la española para evitar las horas más arduas de calor. Por la tarde.... Carrera por el parque Lumpini... Lo se, lo se, es una tontería, pero a mi me hacia ilusión. Eso si, cuesta llevar el mismo ritmo que de normal, la humedad y el calor hacer que parezca que te va a dar un jamakuko en cualquier momento.Esta carrera, una ducha y un paseo por los alrededores del Lebua ya anochecido, dieron por concluida la jornada.
Nuestra segunda y última jornada en Bangkok fue de las duras, con un final además muy esperado por nosotros. El día comenzó con un taxi que nos llevó hasta la estación de Sukhumvit, cerca del parque Berjaria. Desde allí pateamos toda la Sukhumvit Road pasando por el centro comercial Terminal 21 simplemente para pasar a los servicios... Joder, ya me contaréis... Caminar por esta calle, por debajo del Sky Train no tiene desperdicio, puestos y más puestos callejeros, pinturas, postres, comidas.... Había algunos momentos en que mi cabeza parecía la de la niña del exorcista, no sabía donde mirar. Cuando el calor apretaba, pasabamos a un seven eleven al fresquito de sus aires acondicionados y a comprar agua. Un consejo, no os arméis de provisiones de agua, cada vez que levantéis la cabeza, estéis donde estéis en esta ciudad, habrá uno de estos seven eleven salvadores.
Llegada la hora de almorzar, lo hicimos en la calle, en una zona donde los Thais lo hacían en un pequeño soi cerca del centro comercial Siam Paragon (150 baths los dos con bebida incluida...mejor que el italiano en mi opinión). Pero de nuevo la jefa es la jefa y recordó un postre que probamos en año pasado en una estupenda cafetería dentro de la zona de restaurantes del Siam Paragon, su nombre After you. La verdad es que el postre mereció el paseo hasta allí.
Esa jornada no hubo tiempo para siesta, desde el Siam, taxi de nuevo hasta el Golden Mountain, un templo alojado en una colina al que se accede subiendo una escalera de 300 escalones y desde el que tienes una bella panorámica de la ciudad. (20baths)
Acabada la visita, decidimos tomar de nuevo un taxi en dirección a Kao San Road donde nos esperaba la traca final del día. Debíamos estar allí a las 6 de la tarde e íbamos con tiempo suficiente, pero al doblar una esquina nos metimos en la madre de todos los atascos, de manera que, tras más de media hora en el interior del coche y sin movimiento alguno, decidimos pagar la carrera e ir andando hasta allí. Llegábamos tarde a nuestra cita, a nuestro TBM (travel bloggers meeting) particular. Habíamos quedado en vernos con Iñaki Baretini autor del estupendo blog Montañas de Viajes y que, junto a su chica, ha decidido dar el salto a intentar una vida diferente en Asia. Desde
Aquí te deseo Iñaki, ahora ya buen amigo, que tengas suerte en tu proyecto y que nos lo vayas contando como tú sabes. Estuvimos charlando cinco horitas entre cerveza y cerveza, con algún que otro Pad Thai de por medio. Aprendimos mucho de como es la vida para los españoles en este país y nos contó algunos de sus interesantes planes más inmediatos. Le dejamos en la puerta de su hostel en Chinatown con un nos vemos que espero sea dentro de poco. Esa noche nos fuimos a dormir temprano, ya que a la mañana siguiente viajamos a la isla de Koh Tao, desde donde escribo, no sin pocas dificultades, esta entrada.
CADA VEZ ME DOY CUENTA QUE ESA CIUDAD HAY QUE CONOCERLA, LAS GANAS ESTAN EL PROYECTO TAMBIEN Y CUANDO SE TENGA CASH SE HACE JAJAJAA
ResponderEliminarGracias por tu comentario Ale, estamos en contacto. Un saludo.
ResponderEliminarUn placer Julian compartir este ratito con vosotros. Espero que este yendo muy bien el viaje. Espero ansioso vuestros reportes, jeje
ResponderEliminarY ya sabes que si decidis dar el salto, aqui estamos, ya sabeis, para aumentar un poquito mas la comuna de expats espanoles por el sudeste asiatico y a ver si podemos introducir la tortilla de patata o el aceite de oliva en los menus callejeros, seria la bomba!
Mucha suerte amigos!
El placer fue nuestro Iñaki, encontrar personas como tú en nuestros viajes nos ayuda muchísimo a crecer como viajeros y nos pone todo un poco más fácil. Espero que todos tus planes se cumplan y pronto nos volvamos a ver. Seguiremos pendientes de tus andanzas por este increíble país. Un fuerte abrazo.
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