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miércoles, 17 de octubre de 2012

Postales desde Camboya

Hoy es siete de Octubre. Hace un mes y una semana que regresamos de nuestra ruta por el Sudeste de Asia. Me ha costado mucho volver a sentarme delante del ordenador a escribir, aunque esto es algo con lo que ya contaba de antemano.
Estos dos meses de viaje han dejado un poso dentro que espero enraice con el resto de mi persona. Los lugares visitados y las gentes encontradas a nuestro paso han superado con creces nuestras mayores expectativas.

Haber podido charlar con gente valiente que abandonó sus casas, sus trabajos y sus familias para VIVIR una vida más plena, o poder comprobar de primera mano cómo es en esencia esta sencilla forma de vida nos ha dado una perspectiva distinta a la que teníamos antes de partir.

 Dejar atrás todas esas vivencias y sensaciones de vida y libertad, regresando de nuevo a esta tediosa rutina diaria sumergidos hasta los ojos en la horrible situación actual que atraviesa el país, está siendo un muro infranqueable en el que el estrés, ansiedad y el desánimo con que nos marchamos de aquí intenta de nuevo hacerse un hueco dentro de nosotros. Intentar escribir así resulta harto complicado.

Conduciendo al trabajo o en el camino a casa después de la jornada, mientras salgo a correr, o tumbado en la cama vuelvo a recobrar las ganas de revivir aquellos momentos a través de este blog.

Asia está allí y ahora es parte de mi, solamente debo de pensar en una cosa...... ¿cuándo lo haré?.

Comienzo donde un día lo dejé:

......Estamos en el punto final de nuestro recorrido por Asia. Hoy es veintisiete de Agosto y estamos pasando estos tres últimos días en Bangkok.

Los días pasados en Camboya han sido posiblemente los más especiales del viaje, debido a la pureza de la gente que hemos ido encontrando en nuestro camino por este país.
Aún quedan lugares en Camboya donde el turismo no ha hecho cambiar a la población, y es posible encontrar todavía a gente que se asombra al ver un turista caminando por aquellas pequeñas aldeas de pescadores y campesinos.

El día 13 de Agosto llegamos hasta Camboya procedentes de Bangkok, donde acabábamos de pasar un par de jornadas algo relajadas después de nuestro largo recorrido desde Koh Tao.

Nuestro vuelo, operado por Air Asia, nos dejó puntual como siempre a las cuatro y media en el aeropuerto de la capital Phnom Penh.
En la misma salida del aeropuerto había una persona encargada de dirigirnos hacia una pequeña cabina en la que se encontraba una agradable señorita encargarda de proporcionarte un taxi a la ciudad, hecho que ya encontramos en otros puntos durante el viaje. Sabíamos que el precio a negociar era de unos nueve dólares, pero no hizo falta pues ese era el precio fijado para todos los taxis que partían desde el aeropuerto con destino a cualquier punto de la ciudad.

A medida que salíamos en dirección a la ciudad no íbamos adentrando en un tremendo caos de motos, tuk tuks, bicicletas y coches en todos los sentidos y en todas direcciones. Era increíble ver como la gente cruzaba en línea recta una calzada totalmente abarrotada de vehículos y como éstos se iban parando para dejar paso a los relajados viandantes.

Central Market
Centro Comercial Sorya desde el Central Market

La ciudad no era como Kuala, Bangkok u otras capitales por donde ya habíamos pasado, era mucho más básica y caótica, hasta el punto de encontrarnos algo intranquilos en el refugio de nuestro taxi. Tras una alocada veintena de minutos llegamos a nuestro punto de destino.

El hotel elegido en esta ocasión era el "Billabong hotel" en la calle 158, a unos metros del Central Market. La calle del hotel estaba llena de cascotes y había un pequeño edificio con alambradas pegado al mismo. En la acera de enfrente, por llamarla de alguna manera, estaban tres tuk tuks permanentemente a la espera de los turistas que entraban y salían del hotel. Confieso que estábamos algo desubicados y nerviosos por la agitación encontrada.

Piscina Hotel Billabong
Piscina del Billabong Hotel en la calle 158

El día había sido largo desde que partimos de Bangkok y cenar la noche anterior en los puestos callejeros de Khao San Road no ayudaba demasiado por lo que decidimos descansar en la piscina del hotel antes de salir a cenar.

A escasos metros del hotel en dirección a Central Market, se encontraba el Centro Comercial Sorya que nada tenía que ver con los megacentros comerciales que ya hubimos conocido en otros países. Este fue el lugar elegido para cenar algo rápido en esa primera noche en la capital.

A la mañana siguiente, ya con el estómago algo más repuesto y, tras contemplar con bastante envidia sana a Eva como tomaba fuerzas en la piscina del hotel a base de creps de banana, cafe con leche y fruta fresca recién cortada, iniciábamos nuestra primera jornada en la capital del Reino de Cambodia.

Sobre las nueve de la mañana nos montamos en uno de los tuk tuk que permanecían apostados a las puertas del hotel que nos llevó por un par de dólares hasta la plaza desde la que se accedía a la entrada del Palacio Real.

Palacio Real
Palacio Real y Jardines
Sacamos la entrada correspondiente y no tuvimos ningún problema para pasar a la zona de los jardines del Palacio aunque había bastantes letreros en los que advertían de la necesidad de vestir ropas por debajo de las rodillas y hombros tapados tanto para hombre como para mujeres.

Aún no teniendo las dimensiones del Palacio Real de Bangkok se trata de un impresionante recinto con fantásticos jardines exuberantes y repleto de pequeños refugios a la sombra en los que poder descansar, junto a estatuas de Buda en tamaño natural, del intenso calor.

Palacio Real

En la parte más al sur de la misma zona del Palacio se encuentra la puerta de acceso a la Gran Pagoda de Plata cuyo nombre se debe a las más de 5000 baldosas de 1kg de plata que conforman el suelo. En su interior se pueden admirar muchos de los tesoros que allí fueron amontonados durante los aciagos años de la dictadura de los Gemeres Rojos. Impresiona ver la representación en oro de Buda, de más de 90 kg de peso y decorada con miles de diamantes.

Palacio Real


Palacio Real
Réplica del Templo de Angkor Wat
Paseando por los jardines aledaños a esta inmensa Pagoda llegamos hasta una estupenda réplica  a escala del Templo de Angkor Wat, rodeada por una fuente repleta de peces y tortugas. Esta maqueta nos dió una buena visión genral de lo que en unos días estaríamos contemplando a tamaño real.

Estuvimos paseando por el interior de la zona del Palacio hasta las 11 de la mañana, hora en que el Gran Palacio cierra sus puertas en horario matinal.





Terminada así nuestra visita decidimos ir en busca de un lugar donde poder tomar algo fresco y descansar un poco. Caminamos en dirección del Museo Nacional, a unos minutos andando desde el Palacio Real. La idea era callejear por las inmediaciones pues según la guía del hotel había un par de calles interesantes con tiendas y pequeños locales donde tomar algo fresco. Llegamos así hasta la calle 240  y paramos un momento en una original panadería / cafetería donde hacían todo tipo de panes y batidos de frutas de aspecto realmente genial. Desde aquí estábamos a tiro de piedra del Monumento a la Independencia, de manera que paseamos hasta allí, disfrutando de la vista de los impresionantes edificios de diferentes embajadas que encontramos a nuestro paso.

Museo Nacional
Entrada al Museo Nacional

El calor y la humedad hicieron que diéramos por teminada así la mañana y que decidiéramos regresar de nuevo a nuestro hotel para comer allí y pasar las horas más calurosas tumbados en la piscina del hotel.

Sobre las siete de la tarde y, tras caer buena parte del dilubio universal, decidimos salir a cenar. El lugar elegido fue un conocido restaurante que se encontraba a unos pocos metros del hotel,el Romdeng, un lugar en el que, a parte de una comida genial, hay una grandísima labor humanitaria basada en recoger a chicos de la calle con grandes cargas a sus jóvenes espaldas o con duras historias que hablan de abandonos, de malos tratos o de abusos,  y darles una formación para que puedan salir del pozo en el que están, ayudar a sus familias haciendo con muy pocos años de madres, padres y hermanos mayores a la vez, o simplemente dándoles la oportunidad de invertir el dinero ganado en sus trabajos en poder estudiar en la universidad.

Tras esta magnífica velada en el Romdeng, dimos por acabada nuestra primera jornada de visita en la ciudad de Phnom Penh y regresamos al hotel.


-- Julián Castillo

3 comentarios:

  1. Que gran lugar Camboya
    Muy buenas imagenes. a nosotros Phnom Penh no nos gusto mucho , vimos una ciudad un tanto oscura que no nos acabo de llenar pero si recordamos con buen sabor la pagoda de plata y la ribera del rio.
    Muy buena entrada
    abrazos

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  2. Enhorabuena por el artículo y bienvenido al club de los amantes enganchados al Sudeste Asiático.

    Toda la razón, Camboya no tiene nada que ver con países como Tailandia y Malasia. Tiene un encanto especial.

    Igual que tu cuento los días, semanas o meses que me faltan para volver de nuevo.

    Animo, ese sentimiento se queda dentro para siempre pero al final es algo bonito que se aumenta por 1000 cuando regresas de nuevo.

    Un abrazo,

    Miguel Angel

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