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jueves, 9 de mayo de 2013

Subida al Padrastro de Bogarra

Viernes por la mañana, conduciendo hacia el trabajo mientras ronda por mi cabeza la misma historia de siempre - si sumase las horas que paso en el coche yendo y viniendo de trabajar, llegaría seguro a la conclusión de que se me ha ido media vida en este maldito camino -

A este más que ingrato trayecto, le da un toque de alegría la Primavera, y es que el campo está ahora precioso, ya lo dice el refrán  - Marzo ventoso y Abril lluvioso, sacan a Mayo florido y hermoso -

Acompañado de esta manera por mis propios pensamientos y con la inestimable compañía del pirata en la radio poniéndome uno tras otro los mismos antiguos temas de rock que nunca me canso de escuchar, recibí la llamada de un buen amigo -¡ Necesito oxígeno! - Nada más que hablar. El Sábado por la mañana salíamos de camino al monte a oxigenar nuestros cuerpos del ruido de los coches, de estar encerrado entre cuatro paredes y de la caja tonta.

El lugar elegido en esta ocasión no puede ser más sencillo y a la vez tan agradecido. A unos 70 de Albacete se encuentra la pequeña localidad de Bogarra, puerta de entrada de la sierra de Alcaráz. El pueblo está alojado en una hoya a unos 900 m de altitud, al abrigo de los vientos y perfectamente cubierto de los rigores del frío invierno en esta zona. Desde la carretera por la que venimos se advierte una bonita estampa con el pueblo a los pies del elevado farallón calizo que constituye el Padrastro. Su altura, de 1503 metros, no es de las más elevadas de la sierra pero la situación del cerro que lo aloja, toda rodeada de planicies y valles de los ríos principales, le da un aspecto acastillado no pudiendo uno pensar al pasar por su lado en las magníficas vistas desde su cima. La única forma de llegar a la cumbre es por su cara suroeste, estando el resto de la montaña formada por aristas verticales de más de cien metros de altura en algunos puntos.

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El pueblo de Bogarra
Dejamos nuestro coche en la parte alta del pueblo, desde donde caminamos hasta la plaza del pueblo y de allí tomamos una de las calles que serpentean por entre las antiguas casas hasta la orilla misma del río Bogarra, o río Madera como le llama la mayor parte de la gente del pueblo.

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Plaza del pueblo con la fuente y veleta. En la parte de arriba se ve la imagen de la Virgen de la Asunción patrona de Bogarra
Las últimas casas terminan en una calle que se convierte en camino al llegar al margen del río. Cruzamos el pequeño puente que cruza el río y una pequeña fuente de obra nos servirá de punto de inicio de nuestro ascenso. Caminamos dejando el pueblo atrás y el río a nuestra derecha, vamos ganando altura y en tan sólo unos minutos si giramos nuestra vista vemos perfectamente mimetizado con el paisaje el pueblo de Bogarra.

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Parte de abajo del pueblo, junto a l río Bogarra ( o Madera)

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Hoya de Bogarra, inicio de la senda, se ve el camino por el que venimos y al otro lado el camino que lleva por el otro lado del río hasta los Batanes
Desde el camino aparece una clara senda a la izquierda que serpentea hacia lo alto de la loma. Este es el camino que tomaremos y que nos llevará hasta nuestro destino. Abandonamos pues el camino de tierra blanca por el que veníamos desde el pueblo y que nos llevaría por la vereda del río hasta los Batanes, un lugar perfecto para pasar un agradable Domingo de primavera disfrutando de las vistas de la caída de agua del Arroyo de los Batanes.

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Siguiendo el valle por el río Bogarra
Tomando la senda anteriormente citada, vamos ganando altura por la loma dejando la montaña a nuestra derecha. Seguiremos este sendero sin abandonarlo unos 3 kilómetros hasta llegar a una pista forestal de tierra blanca que se cruza en nuestro camino y se dirige hacia la gran mole de piedra. Seguiremos por esta pista durante un kilómetro más o menos disfrutando desde aquí de una vista panorámica del Padrastro.

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Pista forestal y el Padrastro al fondo

Este camino forestal nos dejará en un cortijo abandonado y derruido que lleva el nombre como no podía ser de otra manera de Cortijo del Padrastro. Justo detrás del cortijo hay un cruce de caminos en el que la pista que hemos seguido para llegar hasta aquí se une a otra que viene desde el pueblo de Bogarra por la parte norte bordeando toda la montaña y que en otras ocasiones hemos empleado para hacer una estupenda ascensión en bicicleta de montaña.

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Cortijo de El Padrastro

El cruce da inicio al tramo final de ascenso hasta la cima, un empinado camino labrado a la montaña cuyo fin es el acceso a la caseta de vigilancia que hay en la cumbre de esta montaña, un lugar ideal para el control de una amplísima zona de la sierra.



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Caseta de vigilancia
La mañana es espléndida, nos sentamos junto al vértice geodésico para tomar un bocado y contemplar las vistas desde esta altura. Hacia el norte y el oeste desde la que podemos c vemos el valle del río Madera salpicada de campos de oliveras e incrustado en su centro, el pueblo al abrigo del Cerro Ventoso, el Ardal y San Cristóbal, más a la izquierda la Atalaya de Haches y a la derecha, muy pegado al pueblo, el imponente también Cerro Picayo.

El valle por el que discurre el río Mundo domina toda la parte sur y este del paisaje. Siguiendo el hachazo de su cauce se distingue a la perfección el pueblo de Ayna y las pequeñas elevaciones que dan forma a este cauce como son la Peña de la Albarda, el Caballo, la Peña del Halcón, el Cabezallera y siguiendo en esta linea con la mirada tenemos la vista desde aquí de la Almenara.

Volveremos por el mismo camino que hemos seguido en nuestro ascenso, y en poco más de una hora estaremos de nuevo en Bogarra, oxigenados y con las pilas cargadas de nuevo.

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Una vista más del valle de Bogarra
   

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